sábado, 23 de agosto de 2008

Oro que te quiero oro

Un par de medallas más y pagamos la deuda externa


Quiten del living de todas las casas esos cuadros desde donde algunos antepasados vigilan severos el ámbito doméstico, reemplácenlos por esa foto tan hermosa, la del podio, la de la coronación dorada que muestra a los futbolistas argentinos en lo más alto, y a la selección vecina en el último escalón, sin sus tan características sonrisas. El combinado nacional logró repetir el oro olímpico en la disciplina, tras vencer a Nigeria por 1 a 0. Sí, el fútbol da revanchas señor Sensini, puede respirar tranquilo que ya pocos se acordarán, a partir de hoy, de aquél infausto off-side que lo dejó enganchado en Atlanta ’96.

Partido duro, trabado, sufrido (típicos eufemismos futbolísticos a la hora de señalar un cotejo que, exceptuando el puro sentimiento que lo revestía, fue un bodrio). Los chinos han demostrado dominar casi todo el espectro de actividades físicas (al margen del enorme potencial que perfila a este país superpoblado como la próxima gran fuerza mundial), pero la lógica del balonpié sigue siendo ajena a sus proezas: ello se pone en evidencia con los masivos “ohhhh” que -como puntos suspensivos- bajan desde las tribunas para acompañar a los jugadores cuando aún no han logrado pisar el terreno rival, pero más aún cuando se les ocurre programar un enfrentamiento en pleno verano y a mediodía.

Messi, como tan gratamente nos tiene acostumbrados, ese que guarda en la zurda una magia que no gustamos comparar con ninguna otra, fue la llave para abrir el marcador a través de una asistencia perfecta, sellada con broche de oro (en todo sentido) por la “vaselina” de la revelación del torneo: Ángel Di María.

A continuación, las anécdotas que, a pesar de formar parte esencial del contexto de la gran final, pasaron desapercibidas en las crónicas deportivas de los grandes medios, y que llegaron a nosotros por obra y gracia del hipersensible oído de Luis A. C. Ventura.

Un cuento chino:

Llamó la atención de todos aquellos espectadores que accedieron al partido a través de la televisión pública, el hecho de que las imágenes de los hinchas en las tribunas -aquellas que son intercaladas en pausas del juego- fueran repetidas una y otra vez. Es decir, se pudo atestiguar el iterativo bostezo de un chino, el eterno mensaje de texto de otro, el retorno cíclico de saludos siempre iguales, etc. Todo ello, sumado a la particularidad en el festejo de Di María (que elevó sus brazos cuando la pelota aún estaba lejos de traspasar la meta rival), llevaron a hacer circular con fuerzas el rumor de que el espectáculo podría haber sido en verdad una farsa, algo grabado y editado con anterioridad (al estilo de lo que sucede con ShowMatch, ya que todo el mundo sabía del desvanecimiento de Karina Jelinek días antes de que efectivamente sucediera). En la explicación brindada al respecto, se aseguró que se grabaron dichas imágenes para luego repetirlas con los anuncios publicitarios que las acompañaban debajo (detalle que el rumor olvidó mencionar) sin necesidad de, en pocas palabras, tener que hacer tanto quilombo. Lo de Di María, sin embargo, sigue siendo un misterio.

Los ceros que van y vienen:

Trascendió que, durante el encuentro final, el representante y los padres de Ángel Di María (no tenemos a disposición sus nombres, pero por cómo han llamado al hijo, podemos designarlos José Noé “Libros sapienciales” y María “Cantar de los cantares” del Rosario) se encontraban reunidos con un empresario cercano a la cúpula al mando del Chelsea inglés, con el fin de acordar el traspaso del jugador del Benfica de Portugal por una cifra cercana a los 20 millones de euros. El diálogo, de acuerdo al desempeño del jugador durante el partido, habría sido más o menos el siguiente:

(Primer tiempo, Di María tocaba poco la pelota y no lograba grandes apariciones por el carril izquierdo):

Empresario: No sé… yo diría sacarle un cero, dejarlo en 2 millones nomás.

Representante: Pero no sean lauchas, que total el ruso que los maneja está cagado en guita.

José y María: Amén.

(Segundo tiempo, golazo del volante, definición exquisita con tres dedos y sombrerito incluido tras una larga corrida):

R: ¿Qué me decís ahora? No te lo vendo ni mierda, ponele un par de ceros y por ahí en 200 lo pienso un poco.

J y M: Alabado sea el Señor.

E: Oportunistas del orto, ¡que el diablo cargue con ustedes!

El secreto africano:

Las selecciones de fútbol del continente africano suelen tener siempre buenos resultados en competiciones juveniles, algo que no logran consolidar en las mayores. Para ello, se emplearían dos tácticas diferentes, pero ambas concernientes a lo que se considera juego “sucio” o en negro. La primera es conocida: al nacer, a los niños tardarían en inscribirlos, por los que sus edades documentadas serían incorrectas. Sin ir más lejos, Ventura aseguró que dos de los jugadores nigerianos contarían en realidad con más de 40 años, nietos varios, antecedentes penales y algo de artritis. En segundo término, y con el fin de engrosar sus planteles, los países africanos recurrirían a pactadas guerras civiles con naciones contiguas, para así poder anexar territorios y nacionalizar temporalmente a buenos futbolistas nacidos allí. Como ejemplo de esta otra maniobra antideportiva, Ventura logró averiguar que el arquero nigeriano -con claro look de rapero del Bronx- fue apresado en un rápido y osado corrimiento de vallas de la embajada de su país, ubicada en los suburbios estadounidenses (secuestro que habría contado con la complicidad del Ku Klux Clan).


Que caripela pibe y que golazo clavaste

-En serio, ¿no querés probar el pito? Dale una sopladita.
-Andá para allá que te voy a meter un roscazo como el que le dí al de Banfield que me metió el dedo en el culo.

Run, Lio, run

martes, 19 de agosto de 2008

La sonrisa de Román no es como la de Dinho

Tri-Tri-Tristeza nao tem fin


Y dígalo Capusotto: “Uyy les rompimos el o**o”. Con baile incluido, ese que tanto les gusta a los brasileros, a Argentina sólo le faltaron un par de locos más en las tribunas para copar, un terreno tan alejado a casa, con un “ole, ole” bien de carnaval sudamericano. Así fueron, en la crónica de un periodista nunca tan ajeno a la objetividad, los últimos minutos del partido que Argentina le ganó a Brasil por 3 a 0. De este modo, el equipo dirigido por el “Checho” Batista se dio el lujo de acceder a la lucha por la presea dorada, dejando en el camino al eterno rival, e impidiendo -por otra parte- que el “scratch” añada a su rica historia aquél único título que le ha sido esquivo.

Se puede señalar que, finalmente, se revirtió la tendencia de las últimas competiciones: la selección albiceleste encarando el clásico cotejo con un juego un tanto más deslucido que su rival (que llegaba goleando y con valla invicta), inspirándose de repente ante el reflejo amarillo de la casaca carioca. La suerte también en su totalidad del lado nacional, para convertir y evitar con ayuda de los postes (al mejor estilo Italia ’90) las arremetidas “canarinhas”.

En palabras de sus protagonistas:

Juan Román Riquelme: Bien, feliz, el equipo jugó bien y estamos contentos (segmento editado). ¿Qué decirle a Ronaldinho en ese abrazo final? ¿Suerte? Sí, para la medalla de bronce. ¿Buen partido? Una burla. ¿Seguís siendo el mejor? Yo siempre dije que el número uno era Zidane, y que para ello no necesitaba reírse tanto. ¿Acordate que total me robaste la 10 blaugrana? Ahora hizo lo propio Messi (off the record).

Dunga: Tal sustantivo homónimo con un estribillo en bis, o ecos in delay-feedback retardados en una escala de octavas bajas me aguardan al regreso (dunga-dunga).

Sergio Agüero: Me habían avisado que empezaban los juegos olímpicos, llegué con lo justo, ¿no?

Ronaldinho: Estaba bajando de peso, pero me pasé de rosca: hoy de tan flaco fui una sombra.

Juan Curutchet (ciclista, ganador de una medalla de oro): ¡Siempre dije que prefería las bicicletas argentinas!

Fernando De la Rúa: El país avanza, ¡qué bueno que es dar buenas noticias!

Diego Maradona: Yo siempre estoy, soy -más que como el sol-, como los del café La Morenita.

Roberto Sensini (ex futbolista, ganador de la medalla de plata en Atlanta ’96, luego de perder 3-2 con Nigeria): Muchachos, pase lo que pase, no tiren el off-side en esta final.

¿Así era el pasito?

Repercusiones en diversos diarios del mundo:

“A estos negros hay que matarlos” (O Ario do brasileirao).

“Conquistemos esa republiqueta Argentina de una buena vez” (Tribuna da naciolanizmo brasileiro).

“Somos los mejores, como siempre” (El soberbio argentino).

“El kirchnerismo logra hazaña olímpica” (Página 12).

“Estos chicos desayunan soja Teresito” (El oligarca rural).

“A Brasil lo cogen con una tripleta” (Deportivo español).



Que la imagen sea palabras

Fuente: elaboración de Luis A.C. Ventura sobre el archivo Olé y La Nación

jueves, 7 de agosto de 2008

“Es mentira que malinterpretamos la circuncisión”

El presidente de Costa de Marfil sale al cruce del rumor

El camino hacia la defensa del oro olímpico, por parte de la selección de fútbol argentina, se inició no sin polémicas acerca de ciertas particularidades físicas del los jugadores del equipo rival, Costa de Marfil. Un rumor que se puso en circulación al momento de iniciado el cotejo indicaría una mal interpretación, por parte de los marfileños, sobre el ritual histórico de la circuncisión. Al parecer -según el chisme-, los bebés recibirían la poda sobre su cabeza, pero no aquella en la que usted seguramente está pensando, sino sobre la testa misma, es decir la morra, la azotea, el coco, la calabaza, la cocorota, la crisma, la mollera, el casco, la chola, el caletre, el marote (entre otros sinónimos propuestos por el diccionario de la Real Academia Española y el léxico propio de los sudamericanos).

Esta versión sería obra de aquellos mismos periodistas que se empeñan en trasladar el cuchicheo barato y de cotorras a un ámbito deportivo, como es el balónpie. Por su parte, el presidente de la república africana, Laurent Gbagbo, salió inmediatamente al cruce de este rumor, señalando que es una “putaka tuh madrek” (NdT: aberrante mentira), y explicando que la aparente lisura craneana de los marfileños se debe a condiciones propias de la región geográfica, sin obedecer a malformación o causa evidente. Recordamos que, en este mismo sentido de historias típicas de la programación televisiva de la siesta, estaría aquella que apuntaba a un enfrentamiento o enemistad entre las estrellas argentinas Lionel Messi y Juan Román Riquelme. Sin abundar en mayores detalles, esta dupla fue la principal artífice de la victoria albiceleste, sobre su par marfileño, por dos tantos contra uno (siendo uno de ellos marcado por el propio Messi).

Por lo pronto, no se han identificado las fuentes del rumor, pero un iracundo Gbagbo aseguró que, de localizarse a los mismos, la pena sería una verdadera circuncisión, pero total, para que los capados, eunucos, o castrados aprendieran así a usar la cabeza antes de hablar (se refiere a la recién mencionada testa, morra, etc. y no al -omitiendo los términos más vulgares- pene, pito, falo, verga, payaso, pelado, tronco, bicho, gusano, anaconda o chizito, cucurucho, miembro, amigo, banana, cocodrilo, piringundín, etc.).



Selección mayor de fútbol marfileña: en esta fotografía de archivo se observa la peculiaridad física que dio origen al polémico rumor


Fuente: Luis A. C. Ventura (corresponsal de The Imagini’s Herald en los Juegos Olímpicos).